Desde hace muchos años (de hecho, ya hasta perdí la cuenta), inicié un recorrido de búsqueda, de querer saber quién soy, de descubrirme, de sentirme plena, empecé a cuestionar mis creencias y sentía la necesidad de obtener algo más. Cuando inicié ese camino pensaba, inocentemente, que mi objetivo final tenía que ser la felicidad.
He leído gran cantidad de libros de todo tipo, primero porque amo leer y segundo porque pensaba que en los libros encontraría las respuestas a las preguntas que tenía, y que incluso aún tengo, empecé a consumir cursos gratuitos y pagados, charlas, procesos de terapia desde no se cuándo, investigando en internet, leyendo estudios, artículos y cuanta cosa tenía una leve sugerencia de llevarme por el camino que yo pensaba tenía que caminar.
La vida se siente, se disfruta y se vive.
Es importante aclarar algo, todo lo leído, todos los cursos, charlas, consejos, terapias, etc., han sido mis herramientas para estar aquí hoy y poder escribir este texto con toda la intensión de decir ESTOY SANANDO. Ha sido un recorrido de años, de lágrimas, de risas, de tropiezos, de mucho dolor, de conocer personas increíbles, de dejar ir a otras y tener mucha fortaleza para enfrentarme a lo que hoy ya me estoy enfrentando. Ha sido fuerte decidir ser consciente de mi vida, y de que soy la responsable de las decisiones tomadas durante mis 44 años de vida (casi 45 ?). Pensaba que tenía que buscar afuera, cuando en realidad todo está en mi interior, lo que necesitaba era reconocerme como completa.
Con toda la propiedad hoy puedo decir que estoy sanando, porque ahora me doy cuenta de que no tengo que seguir enfrentando nada, no tengo que seguir buscando, no tengo que seguir pidiendo fortaleza, no tengo porque vivir luchando, como dice Eva Sandoval “la vida en lucha no es vida”. Ya estoy en ese momento que, aunque es muy doloroso y aún no están las cosas resueltas del todo, estoy entrando en el punto de entender que la vida se siente, se disfruta y se vive. La felicidad no es un objetivo final, es un proceso diario, es un estado de vida que me permite disfrutar de cada momento y lo mejor de todo está dentro de mí.
Hoy soy consciente, y ya lo he dicho antes, de que soy mi mayor y más importante proyecto de vida, por lo tanto, trabajo en mí diariamente y durante un tiempo sanaré algunas áreas y después otras y cuando me dé cuenta tendré periodos de mucha tranquilidad y plenitud y puede ser que en otro momento, por alguna razón, algo se active en mi interior y vuelva a comenzar otro proceso de crecimiento y sanación. No soy un proyecto con fecha de finalización hasta que trascienda de este plano físico, en tanto esté experimentando la vida, tengo la posibilidad de vivirla y ser mejor para mí misma, para vivir la vida que quiero.
Debo ser honesta y decir, que ha habido momentos en los que he querido detenerme, porque siento que mis sombras y la oscuridad del momento me aterran y me sobrepasan, sin embargo, pienso en todo lo recorrido y lo más importante, pienso en lo que obtendré cuando pase esas sombras y esos caminos oscuros. No es fácil tomar la decisión de sanar, yo creo que es aprender a desnudar el alma y permitirse ser vulnerable y aceptar lo que tenemos, abrazar nuestras historias y nuestras heridas y entender que no me definen, solo son parte de un pasado que me vio crecer, que me hizo quien soy hoy y que me dio la valentía para crecer y tomar la decisión de sanar la relación conmigo misma, con mi ser, con mi yo interior.
No voy a decir, que mi vida es un campo de rosas sin espinas, en absoluto. Tengo mis momentos de dolor y tristeza, de ansiedad, de enojo, de frustración, pero creo que esos momentos también son parte de mi plenitud, son necesarios para poder disfrutar de la felicidad cuando está a mi lado, de sentir el gozo, de sentir el placer, de experimentar la alegría de los momentos adorables y memorables.
La sanación es interna y es solo para quien decida trabajarla, para mí está siendo importante, porque me estoy descubriendo, porque me estoy dando cuenta de todo lo que tengo para manifestar, de todo lo que puedo tener para mí, y lo más importante, es que estoy dejando atrás, patrones, ataduras, mandatos, creencias limitantes, culpas auto impuestas y aunque asusta bastante y en momentos es agotador, soy consciente de que soy la principal proveedora de mis necesidades, soy responsable de mi felicidad y tengo la posibilidad en mis manos de crear la vida que quiero. ¿Qué si es fácil?, pues no. Pero si creo que los resultados son tan maravillosos que todo el proceso vale la pena, además, me he dado cuenta de que los caminos oscuros, reconocer mis sombras, entender mis heridas, descubrirme vulnerable, se han convertido en mis principales maestros.
Hoy decido sanar, porque quiero y porque es importante para mí.
¿Has pasado por procesos de sanación? Me gustaría que me contés en un comentario y si tenés algún consejo para mi proceso, te lo agradeceré desde el corazón.
Nos vemos y gracias por leerme.