He escuchado de todo para este año 2020, desde las palabras más amorosas, hasta las expresiones más duras para tratarlo. Definitivamente ha sido un año de emociones desbordadas y revueltas, ha sido un año muy diferente, indistintamente de cómo queramos tratarlo.
Ha sido un año que ha tenido de todo un poco.
Para mí ha sido un año que ha tenido de todo un poco. Un año triste, lleno de incertidumbre, con preocupaciones, alejamiento y a la vez, un año que me ha permitido crecer, aprender, descubrir, retarme, conocer y podría decir, que he aprendido más de lo que aprendí en los últimos años. En conclusión, para mí ha sido un año FUERTE en todo lo que significa esta palabra… Fuerte para muy bien y fuerte para no tan bien…
Fuerte porque cuando inició el tema de la pandemia, yo particularmente, pensaba que todo sería por un par de meses como máximo. En marzo cuando empezamos a escuchar que teníamos que estar aislados y protegernos, simplemente pensaba que era como de película, cuando las noticias son alarmantes, no se trataba de que creyera o no, simplemente, pensaba que todo se acabaría muy pronto.
Recuerdo el primer día que decidimos no salir de la casa, fue el 3 de marzo, el día del cumpleaños de mi hija mayor. Ese día íbamos a celebrar al restaurante que ella había escogido y casi que de último momento decidimos que mejor traeríamos la comida a la casa para cuidarnos y esperar las novedades acerca de la pandemia. Y a partir de ese momento, prácticamente hemos acatado las indicaciones de aislamiento y nos hemos movido solo dentro de nuestra burbuja. ¿Ha sido fácil? No, la verdad no. Pero tampoco ha sido de morirse.
Con la pandemia empezaron todos los cambios y experimentos. El tema de trabajar desde la casa no fue inconveniente porque ya trabajo desde la casa desde hace muchos años, aunque sí tuvimos que cancelar todos nuestros proyectos porque eran eventos masivos y presenciales, ósea…. Nada podíamos hacer… replantear todo el tema laboral. Luego llegó el tema de la virtualidad, los cafés con mis hermanos eran virtuales, las celebraciones de cumpleaños también, los aniversarios de fallecimiento de mis papás los hicimos por video llamada y ni que decir de las clases virtuales con mi hijo menor, esto fue para mí, uno de los retos más duros de la pandemia.
Cada acontecimiento que tuvimos que hacer de manera virtual, en algún momento me estresaba o me preocupaba y ahora viéndolo en perspectiva, doy gracias a Dios porque tuvimos los medios para conectarnos, para ver y escuchar a mi familia, para mantenernos unidos de formas diferentes. Y es aquí, donde empiezo mi agradecimiento por cada momento vivido en este inolvidable 2020.
También fue fuerte en un sentido muy positivo, porque por alguna razón sentía que tenía más tiempo. Me acuerdo y me río, porque al inicio me identificaba con los memes de las redes sociales, donde mostraban todo lo que se podía hacer: ordenar closets, limpieza profunda, ver películas, cocinar…. Y un sinfín de actividades. Y así estaba yo, sintiendo que tenía todo el tiempo del mundo.
El 2020 ha sido un año para aprender y ahora viene el 2021 para ejecutar,
poner en práctica lo aprendido.
Al ser consciente del tiempo y que podía distribuirlo a mi manera, inicié proyectos que tenía guardados desde tiempo atrás, acepté invitaciones que me abrieron puertas maravillosas y me permitieron conocer personas increíbles. He podido aprender y estudiar como hace mucho tiempo no lo hacía. He leído a mares y la escritura apareció en mi vida para quedarse. Es increíble como se logra hacer tanto cuando pensamos que el tiempo es ilimitado. Y por supuesto, este es otro elemento muy importante para agradecer.
Viendo este año en perspectiva, siento que el 2020 ha sido un año de aprender y ahora viene el año de ejecutar, de poner en acción todo lo aprendido. Ha sido un año en que he podido observarme y autoconocerme, lo cual me permite poco a poco, tener un panorama más claro de todo lo que deseo para mi vida.
Uno de los logros más relevantes, a nivel personal, ha sido iniciar el RETO 180/12, porque es un proyecto para mí, que tiene como objetivo lograr ese equilibrio entre mente, cuerpo y espíritu que tanto deseo para mi vida. No se si con pandemia o sin pandemia lo hubiera iniciado, lo importante es que inicié y ya no hay vuelta atrás. Así que cuenta como un logro del 2020 y un motivo más de agradecimiento.
Tengo mucho para decir y contar de este 2020, de hecho, pienso que dejo por fuera muchas cosas importantes… lo mejor de todo es que tengo vida y amor y estos dos ingredientes hacen la combinación perfecta para estar bien y sentirme agradecida.
Como dije antes, hay muchas cosas que podría escribir sobre este año, que en definitiva será un año INOLVIDABLE para todos, sin importar lo que hayamos vivido. Conversando con mi esposo, él me decía algo muy cierto: “el mayor logro de este año es terminarlo vivos y sanos”. Y creo que esto es lo más importante para agradecer: SALUD Y VIDA:
El 2020 nos marcó a todos y es una marca de vida.
No voy a mentir… ha habido momentos que he deseado con todas mis fuerzas que esto se acabe. Y otros que pienso en todo lo que extraño: me hace falta salir, abrazar mucho a mis hermanos y amigas (o), caminar en la calle sin temor a chocar con alguien, hablar con la gente en la calle y muchas cosas más, pero no importa, me aguanto y doy gracias por todo lo que tengo, porque vivo con una familia hermosa, en una casa maravillosa y con todo lo que necesito para ser feliz y sentirme amada.
El 2020 nos marcó a todos y es una marca de vida. Nos enseñó y seguirá enseñando como sacarle provecho a esta vida. Las enseñanzas serán muy personales, porque cada uno tiene sentimientos diferentes y desea cosas diferentes, lo importante aquí, es aprender.
Doy gracias por vivir y estar presente.
Mi conclusión es que el 2020 ha sido un año para reflexionar y agradecer.
Y vos, ¿por qué podés dar gracias a este 2020?