?Carta #6.
Para vos mami, porque sé que me abrazás desde el cielo.
Mami desde hace más de cuatro años nuestra conexión cambió, ahora te siento, te escucho y te veo de maneras diferentes. Quiero que sepás que, aunque nos separa la eternidad todos los días sé que estás conmigo, todos los días te pienso y no hay momento en que no agradezca que la vida te haya escogido para ser mi mamá.
El día que tu cuerpo trascendió y tu luz en la tierra se apagó para que una estrella nueva y brillante apareciera en el cielo, ese día sentí que el mundo me aplastó, me sentí devastada y el dolor era tan fuerte que mi corazón latía desesperadamente. Tenía una sensación de vacío y sentía como si me hubieran cortado una parte de mi ser, como si una daga atravesara mi pecho. Mi pensamiento racional entendía lo que estaba pasando y me decía que era lo mejor para vos, mi mente trataba de consolarme diciéndome que estabas en un lugar maravilloso y que nunca más sentirías dolor en tu cuerpo. Eso lo podía entender, pero no era suficiente para calmar mi tristeza, no era suficiente para reparar el corazón que estaba partido en dos.
Recuerdo que me sentía impotente porque tenía claro, que nada de lo que hiciera podía ser suficiente para traerte de vuelta, para darte un abrazo, un beso o para volver a tener esas conversaciones divertidas y sin sentido.
Mami te escribo esta carta con lágrimas en los ojos y en mi corazón, porque siento nostalgia de cada momento vivido con vos, porque como hija añoro abrazarte, llegar a tu casa y saber que estarás, poder cuidarte. Mi corazón se entristece porque sé que serías una abuelita muy feliz jugando con tus nietos, porque me hubiera encantado seguir escuchando tus consejos, porque simplemente extraño que estés aquí. Recuerdo muy bien, la que sin saber, fue nuestra última conversación, aunque no podías responderme, sabía que me escuchabas y que me sentías, recuerdo que te pedí perdón y te perdoné por los momentos o situaciones que sin querer nos hirieron y también te agradecí por tanto que me diste como mamá.
Hoy años después, aún hay una herida abierta y creo que se quedará así para siempre, solo que ahora con un poco de tranquilidad y consuelo puedo entender y aceptar con amor que estás en un lugar mágico. Tu partida nunca la superaré, pero hoy ya puedo aceptarla. Mami quiero que estés tranquila y feliz porque tu huella está en los corazones de mis hermanos y en el mío, porque cada acción que hiciste por nosotros valió la pena.
Mami muchas gracias por haber sido inspiración, por ser ejemplo de valentía y fortaleza, gracias porque me heredaste tu amor por la vida. Gracias porque siempre fuiste mi lugar seguro, fuiste el hombro para llorar, fuiste la alarma que me despertaba cuando mi atención se distraía, gracias por cuidarme y acompañarme todo el tiempo que estuvimos juntas y gracias por haberme permitido cuidar de vos cuando lo necesitaste. Recuerdo tus conversaciones, tus chistes y tus anécdotas que nos hacían reír hasta llorar, recuerdo como nos divertíamos cuando contabas lo que te pasada en algún lugar y como tenías la capacidad de reírte de momentos incómodos o vergonzosos.
Aunque caminar sin vos de manera física, ha sido un recorrido doloroso, te cuento que también he sentido una extraña calma, hay quienes me dicen que es porque te di todo lo que podía darte, coincido con ellos, pero también pienso que te tengo tan cerquita de mi corazón que siento tus abrazos apretaditos.
Para muchos podría ser difícil de entender, pero estoy segura que te enterarás de cada palabra que te he escrito en esta carta y que siento los abrazos que me das desde el cielo. Te cuento que cuando la noche está despejada salgo a ver el cielo porque sé que la estrella más brillante sos vos y así nos podemos ver y enviarnos amor.
Mami gracias por todo y por tanto.
Te amo.