¿Has escuchado sobre el “Síndrome de la mujer agotada”?
El año anterior leí varias noticias que hablaban sobre un tema “nuevo”. Con la pandemia se empezó a ser visible un tema que realmente NO es nuevo, tiene mucho tiempo, lo que sucede es que la pandemia y sus consecuencias fueron un punto de quiebre.
Hace unas semanas, volví a escucharlo nuevamente, @silviaarrambidecoach ha estado hablando en su cuenta sobre este tema y nos ha dado información muy valiosa. Tuve la oportunidad de hacer un live con ella y hablar sobre el Síndrome de la Mujer Agotada y como la escritura ha sido una herramienta de apoyo en este proceso. Te invito a escucharlo en su cuenta de Facebook: silviarrambidecoach
Y como nada llega a nuestras vidas por casualidad, esta información volvió a llegar a mí, porque yo estaba en el círculo de este agotamiento. Tenía meses y hasta años de estar acumulando cansancio mental y físico, diciéndome a mí misma que no era nada, que dejara la quejadera… ¿te suena familiar? Uno de los señalamientos más fuertes era que dejara de ser vagabunda, que dejara de procrastinar, que me enfocara en hacer lo que tenía que hacer para lograr mis metas. Pensaba que debía tener fuerza de voluntad. Si claro que la fuerza de voluntad se necesita para muchas cosas, lo que pasa es que no podemos tener fuerza de voluntad cuando estamos agotadas y no nos damos el descanso que requerimos.
ME AMO, ME CUIDO, ME RESPETO…
El tema era que pensaba que tenía que ser productiva, que tenía que lograr todo lo que me proponía y que podía hacerlo… claro, lo podía hacer todo, pero ¿a qué precio? Me di cuenta que estoy bajo este agotamiento porque estoy en un momento de mucha felicidad, me están sucediendo muchas cosas que por mucho tiempo quise, se han empezado a materializar mis sueños y aún con toda esa felicidad yo me siento cansada y agobiada. No logro disfrutar todo lo bueno que llega a mi vida.
Parte del tema inició (como mencioné antes) porque yo sentía la necesidad de ser productiva de lograr ser eficiente con mi tiempo y mis recursos, quería lograr las cosas en un momento determinado, cuando hablo de lograr cosas, me refiero a personal, profesional y en la mayoría de las áreas de mi vida y como no podía hacer lo que yo me proponía, empecé a pensar que no era suficiente, que mi esfuerzo no era suficiente. Y al tener estas ideas empecé a tomar decisiones apresuradas y revolver las prioridades y con esto me dejé en los últimos lugares.
La teoría del autocuidado y de no autoexigirme la tengo muy clara, lo que sucede es que no he logrado llevarla a la práctica… como dicen “del dicho al hecho hay mucho trecho” y eso me pasó a mí o mejor dicho me pasa a mí (en este momento de mi vida)… me decía a mí misma lo importante de cuidarme, de darme la importancia correcta, pero en la práctica no lo hacía, seguía pensando que tenía que hacer más, aprender más, a decir que sí, y a quedarme callada aunque me sintiera cansada porque en mi cabeza decir que me siento cansada es una queja.
Sentirme agotada, abrumada, hace que no logre disfrutar TODO lo bueno que está llegando a mi vida: la publicación de mi primer libro digital, la creación de nuevas oportunidades de generar dinero, el concretar ideas de mis negocios, todo esto casi que se esfumaba en el agobio del cansancio diario, en las ganas de que llegara la hora de acostarme y supuestamente descansar, aunque realmente no lograba descansar porque mi cabeza seguía pensando en lo que tenía que hacer y seguir haciendo.
Mi cuerpo y mi mente llegaron (una vez más) con una señal fuerte y clara de que es momento de detenerme, mi cuerpo se enfermó por lo que tuve que parar totalmente y descansar. Esta pausa me hace reflexionar acerca de la exigencia que nos autoimponemos con la creencia de que podemos con todo. Las mujeres somos capaces de mucho, eso no se pone en duda, aún así, para poder hacer todo lo que deseamos, es necesario ponernos como prioridad, escuchar nuestro cuerpo y atender las señales que recibimos para cuidarnos. No basta con saber la teoría del amor propio y hablar de esto porque está de moda. Es necesario ser conscientes de que nos agotamos, de que podemos enfermarnos, que podemos detenernos y podemos poner todo en pausa por un momento para tomar aire y descansar. No pasa nada con esto, no somos menos productivas o menos capaces, por el contrario, me atrevo a decir que nos hace más valientes porque sabemos reconocer nuestros límites físicos y sabemos hasta donde puede nuestro cuerpo y nuestra mente.
Si te sentís agotada, detenete un momento, respirá, se consciente de lo que experimenta tu cuerpo, de las emociones que sentís y permitite descansar, hacer algo que te guste y que te permita cargar baterías. Solo nosotras podemos saber lo que sentimos, nadie puede ayudarnos si nosotras mismas no nos ayudamos primero.
Como nada es casualidad, esta semana que experimenté un agotamiento muy fuerte, retomé la lectura de un libro que estoy leyendo y que tenía días de no leer y te voy a compartir un par de textos que me dejaron pensando sobre el tema del agotamiento y lo importante que es tomarlo en serio. El libro es “Deja de ser tu”, de Joe Dispenza. Si tenés oportunidad de leerlo, te lo recomiendo.
“Mientras la mente sea coherente y ordenada, los mensajes que viajan del cerebro al cuerpo por la médula espinal producen señales sincronizadas para que el cuerpo se mantenga equilibrado y sano”
“Pero mucha gente vive las horas de vigilia en un constante estado de ondas beta de alta frecuencia. Para ellos todo es una emergencia. El cerebro les funciona siempre en un ciclo muy rápido, con lo que el sistema se sobrecarga. Vivir en ese escaso margen de ondas cerebrales es como conducir un coche con la primera puesta dándole gas al mismo tiempo. Estas personas «van» por la vida sin pararse nunca a pensar que deberían cambiar de marcha y entrar en otros estados cerebrales”
“Si vivimos durante largos periodos en este altísimo estado de estrés que genera una función cerebral caótica, el corazón trabaja demasiado (provocando arritmias o tensión alta), la digestión se altera (causando indigestión, reflujo y otros síntomas relacionados), y el sistema inmunitario se debilita (produciendo resfriados, alergias, cáncer, artritis reumatoide y otras enfermedades)”
Como vemos en estos textos del doctor Dispenza, nuestra mente no puede estar en un estado de alerta permanentemente, se deteriora, se cansa y con ello nos deterioramos y nos cansamos nosotras también.
Hoy te invito a reflexionar en el tiempo que dedicás al descanso real, a poner atención a las alertas del cuerpo para no llegar a los extremos de un agotamiento que te detenga porque tu organismo se enfermó. Repitamos esta frase: “Me amo, me cuido, me respeto”.
No lleguemos al punto del agotamiento extremo, cuidémonos para lograr todo lo que queremos hacer por nosotras y por los demás.
¿Has experimentado el síndrome de la mujer agotada? ¿Qué has hecho para salir de ese agotamiento? Compartiendo nuestras experiencias crecemos todas y nos apoyamos juntas.
Nos vemos y gracias por leerme. Un abrazo, Paulina.
Si querés escribirme directamente podés enviar un correo a la dirección electrónica famosapormaravillosa@gmail.com
Texto escrito por: Paulina Segura Brenes.