?Carta #2
A mi gestación.
¡Hola mami!
Seguimos escribiendo cartas, creo que no voy a parar de escribir, aunque me duele y me mueve muchas cosas, creo que ha sido lo mejor que he descubierto para sanar. Ma, no se porque iniciar esta carta de hoy me tiene tan sensible, no he parado de llorar, te imagino embarazada y me da un sentimiento increíble, llevo apenas unas líneas y ya he tenido que detenerme porque es tal el llanto que hasta suspiro. No es tristeza, es solo un sentimiento muy fuerte, muy conmovedor, es como darle forma a ese amor que tan puro que sentimos una por la otra.
Se que fue tu primer embarazo, papi y vos me crearon en septiembre de 1975, estaban recién casados y lo que siempre me han dicho, es que toda la familia estaba muy feliz. En ese momento, aún vivián en la casa de mi abuelita, así que ella, mi bisabuela y mi tía te chineaban mucho. Tía Mary me cuenta que mi bisabuela (tu abuelita) te cuidaba mucho y cuando regresabas del trabajo no dejaba que hicieras nada. Mi tía me cuenta que vos y papi estaban demasiado felices, y aunque no sabían si era una niña o un niño, soñaban con cuidarme mucho.
En esto días he estado conversando con tía Mary sobre varios temas y ella me escribió esto y te lo quiero compartir textualmente “su mamita se veía hermosa embarazada, ella fue muy linda y también muy guapa, se le veía brillo, un brillo muy especial es sus ojos, se lo digo de corazón”. Esas palabras me llenan el corazón de una felicidad infinita, es un gozo el que siento que no me cabe en mi corazón. Es una sensación indescriptible saber que tu mamá te amaba desde el momento que se enteró que iba a ser mamá.
Se que te hicieron una cuna como de muñecas para cuando yo naciera, como en ese tiempo no se sabía el sexo del bebé, pintaron la cuna amarilla con detalles celestes y rosados, yo la recuerdo porque con los años se convirtió en la cuna de mis muñecas, lástima que la prestamos a una persona inescrupulosa y sin sentimientos que no tardó en venderla sin sentir vergüenza al no ser de su propiedad.
Siempre me dijiste que fue un embarazo tranquilo, que te cuidaste mucho y que papi y vos estaban muy felices. Me contaste una vez que el único antojo que te dio fue el de comer menta, comías melcochas de menta y todo lo que tuviera menta. Una vez te pregunté por qué me pusieron Paulina y me respondiste que vos lo escogiste porque era un nombre que desde siempre te había gustado.
Durante todo el tiempo que estuve en tu vientre me sentí amada, protegida, definitivamente ese ha sido mi lugar favorito del mundo mundial, y por lo tanto vos te convertiste en mi lugar seguro, ese lugar al que podía llegar en cualquier momento y recostar mi cabeza sobre tu vientre. Durante 9 meses me abrazaste en tu vientre, me cuidaste con tu amor, me mimaste con tus palabras y canciones, me arrullaste con el latido de tu corazón, me calentaste cada vez que tus manos tocaban tu pancita, yo me sentí querida, me sentí importante, sentí que solo me faltaba ver tu cara y abrazarte.
Por alguna razón, no tengo muchas historias del embarazo como tal, y aunque siento amor, paz y tranquilidad, hay algo que siempre ha rondado en mi cabeza, es una sensación de que algo sucedió, alguna situación en particular y nunca nadie me ha hablado de eso, no podría decir, que siento que fue algo con mi embarazo o algo dentro de la familia, pero mi intuición siempre ha tenido un punto de misterio durante esos 9 meses de mi gestación, nunca nadie me ha querido hablar del tema, siempre me dicen que nunca pasó nada y ahora ni vos ni papi están para poder conversar. Si fue algo que yo deba saber, en vida lo sabré y si de alguna manera podés hacerme llegar el mensaje estaré atenta a recibirlo.
Llegó el gran momento, la fecha aproximada de mi nacimiento era el 15 de junio, pero yo estaba ansiosa por salir, por conocer el mundo, por ver el rostro de quien por tanto tiempo me cuidó sin pedir nada a cambio. Y como mi precisa era tanta, empezaste a sentir dolores y contracciones el 1 de junio en la tarde. Por alguna razón, decidiste tomar un autobús con tu mamá y viajar durante una hora para irte a otra ciudad donde mi papá trabajaba. Llegaste al hospital alrededor de las 6:30 de la tarde te hospitalizaron, mi papá llegó y una enfermera le recomendó que se fuera para la casa porque vos acababas de ingresar y que como eras primeriza de fijo ibas a durar mucho teniendo al bebé. Pues resulta que no duró mucho, porque a las 8:55 de la noche yo nací, a mí papá no le dio tiempo de llegar a la casa y como en ese tiempo no habías celulares, se enteró por el esposo de mi tía que se fue a esperarlo a la parada de autobuses.
Fue un parto tranquilo, sin complicaciones, por lo menos, eso es lo que siempre me han dicho. Fui una niña muy pequeña, al nacer no pesé ni 6 libras, pero en general, todo estaba en orden y tanto vos como yo estábamos sanas. Esa misma noche estuve en tus brazos comiendo el alimento del amor puro de madre primeriza.
Gracias mami por la vida, por haber aceptado que te escogiera como mamá, por cuidarme casi 9 meses en tu vientre, más de 40 años aquí en la tierra y desde hace 4 años desde ese lugar especial en donde estás. Mi amor por vos en infinito.
Te amo, Pauli.
Gracias por tanto y por todo.