Una vez que perdés a tu mamá y a tu papá la vida no vuelve a ser la misma. La pérdida de tus padres, es una experiencia que impacta, que deja huella, te da un giro de 180 grados y no volvemos a ser los mismos. Se acepta, como algo natural del proceso de vivir, pero no se supera. En ocasiones nos sobrepasa porque sentimos que una parte indispensable de nosotros ya no está.