La maravilla de caminar con otras mujeres es darse cuenta de que no estamos solas. El 2022 me regaló la posibilidad de recorrer el camino de la escritura con un grupo de mujeres increíbles y con la guía de una mujer a la cual yo particularmente admiro: Eliana de @espaciosdesoledad.
“De Escritoras a Autoras” se ha convertido en el espacio seguro para un grupo de mujeres que deseamos compartir nuestro mensaje a través de la escritura y publicación de un libro y aprovecho para decirte que si vos querés ser parte de este grupo maravilloso, podés serlo, solo escribime, estoy segura de que encontrarás un espacio para vos para sentirse acogida y abrazada en el camino de la escritura.
Como te decía al inicio es maravilloso darse cuenta de que no estamos solas, porque por lo general cuando iniciamos y pasamos por un camino nuevo, saltan aquellas creencias que habían estado en el fondo del cajón de los cuadernos guardados. Empezamos a pensar en todo lo que no podemos, lo que no tenemos, lo que nos falta, lo que no merecemos, lo que queremos o no queremos contar, incluso nos paralizamos porque ese miedo que no nos deja avanzar y lograr lo que deseamos compartir con el mundo.
Este mes tengo la dicha de celebrar la fiesta de la escritura en mi blog, es un honor para mí recibir a mujeres maravillosas que han escrito sobre sus creencias y de manera valiente y voluntaria nos hemos quitado el velo de la vergüenza para compartir con vos aquello que nos atemoriza en algunos casos. Este post recopila los sentimientos de las creencias limitantes de cada una de nosotras, respondiendo a la pregunta: ¿Qué es aquello que más me limita cuando pienso en escribir y publicar mi libro?

Cuando empecé a pensar en la posibilidad cierta de escribir un libro, siempre tuve presente que tenía que superar varios obstáculos, y no eran externos. Pienso en que lo que me apasiona no es divertido, no le gusta a la gente, nadie quiere seguir aprendiendo sobre este tema, hay demasiada literatura sobre este punto y así iba colocándome excusas para no iniciar con mi libro. Pero realmente, ¿Cuál es mi principal limitante? El miedo a equivocarme. Cuando hay tantos buenos profesionales escribiendo sobre el tema de los impuestos, ¿Cómo me atrevo a escribir sobre este tema? No me las sé todas en esta área y temo escribir algo sobre lo cual no estoy lista aún, equivocándome al dar mi punto de vista. Y pesan los años de experiencia, pesan los conocimientos que he obtenido, pesan los títulos profesionales y pesa aún más la fama que uno se ha podido hacer en el medio. Temo equivocarme, escribir un libro sobre un tema que todos debemos conocer pero del que nadie quiere aprender, y no sé si podré llegar al corazón de ese lector que requiere este conocimiento que estoy dispuesta a soltar en ese libro que quiero escribir.

Los factores que más me limitan a la hora de pensar en escribir o publicar mi libro son: pensar demasiado y no priorizarme. Por un lado, tengo tantas ideas en mi mente que me resulta complejo decidir por una. Mis proyectos son tan variados que se dispersan por el espacio psíquico. Se entrelazan, se expanden y danzan con los pensamientos del día a día, se pisotean unos con otros y se confunden entre sí, obstaculizando la canalización de mi energía creativa hacia un objetivo en particular. Por otro lado, el hecho de no priorizar conscientemente aquellas acciones que conectan con mi alma es otra barrera que bloquea la materialización de mi libro. Yo amo escribir, soy una creadora innata de relatos, cuentos, obras de teatro y poesía de verso libre. Cuando escribo gozo, me divierto y el tiempo deja de existir. Sin embargo, mis prioridades en este momento van dirigidas hacia el cuidado de mis pequeños y las trivialidades de la vida cotidiana, restándole importancia a la expresión de mi creatividad a nivel literario. Sé que estos elementos forman parte de un escenario temporal de procrastinación que no me asusta, más bien me reflejan la importancia de observarme, de conectar con mi esencia creadora y darme el espacio que deseo.

Una creencia es el valor emocional o sentimental que le damos a los pensamientos o situaciones. Cualquier pensamiento que hospedamos y alimentamos en nuestra mente, moldea nuestra manera de ser y actuar. Todos tenemos nuestras propias creencias y claro como escritoras no nos podíamos quedar atrás. Lo que más me limita a la hora de escribir y publicar es la creencia de la insuficiencia. ¿A qué me refiero con esto? Que como parte del disco que tengo en auto repetición, suena la frase no soy suficiente de día y de noche. No soy suficientemente popular para tener seguidores. No tengo el vocabulario suficiente para escribir y publicar. No soy lo suficientemente inteligente para desarrollar el tema de un libro. No soy lo suficientemente creativa para ser escritora. Mi vida no es lo suficientemente interesante para escribir sobre ella. La lista de la insuficiencia es interminable y si la juntamos con el síndrome del impostor ni te cuento.Recuerdo una historia que me hizo mi madre un día cuando le comenté que quería escribir un libro. Me contó que en una ocasión un autor famoso fue a dar un discurso a unos estudiantes universitarios. Al profesor le tomó 30 segundos dar su discurso. Él se trepó a la tarima, pausó por un instante y les dijo “si quieren ser escritores, pues escriban.” No hay secreto, ni magia. Solo tienes que comenzar a escribir, sin pensar o analizar lo que vas a escribir. ¡Escribe! Dejemos de alimentar esas creencias limitantes y demos paso a la acción cambiando la narrativa. Porqué conocimiento sin acción, es solo conocimiento. Pero conocimiento con acción es poder. Y qué más poderoso que plasmar tu historia con tinta en un papel.

Que no tengo la capacidad para escribir un libro, creo que es la confianza que aún falta en mi. Esa es una de mis creencias limitantes,se que cada vez es menos pero igual me bloqueo, y mi cabeza empieza a mezclar todas esas ideas de no ser suficiente y ya vuelvo a desistir de escribir para publicar. Mejor plasmo todo en mi cuaderno y lo guardo. Ahí su contenido está más seguro y sin exponerse.

El ejercicio de la escritura es una terapia liberadora, que uso constantemente para plasmar ideas que vienen y van en mi desordenada cabeza. Pero cuando hay por plan escribir para publicar un libro, comienzan a asomarse aquellas creencias limitantes. Como siempre les digo, soy una mujer sin miedos, pero ¿desde hace cuando tengo las ganas de publicar un libro especial?, ¿un libro que deje huella?, pues hace mucho, pasa el tiempo y nada de nada de publicar. Hace dos años contrate los servicios de una coach en publicación y me dio todas las pautas para publicar, fue un ejercicio que me acerco a las mujeres hispanas por toda Europa en la búsqueda de mi lectora ideal, concretamos el título y quede muy empoderada para publicar, pero al sentirme humillada y criticada por ella mande todo el proyecto al sótano. Sin duda fue un duro golpe a mi autoestima y mi escritora quedó apabullada y encerrada en un oscuro sótano. Aunque me arme de valor y auto publique un libro con los poemas de mi blog, y también solté la rabia que me causó esa mujer, aun no me siento como una AUTORA, lo escribo en mayúsculas y en negritas para enfatizarlo en mi cabeza, pero sobre todo recordarle a mi corazón al que siempre le ha gustado escribir, de que hay que intentarlo, de que hay que latir más fuerte para salir de la oscuridad, que hay que retomar ese proyecto y llevarlo a la luz. Ahora queda la lucha interna de si seré una copia de alguien más, ya que hoy en día publicar un libro es solo una carta de presentación y el mercado está lleno de títulos, el llegar a ser una autora famosa ni se me pasa por la mente, pero si lograra impactar a alguien, serenaría el pulso de mi lucha.

Contestar esta pregunta sobre mi idea limitante a la hora de ser autora publicada me traslada hacia mi infancia. Muy al estilo Scrooge, aunque mi guía no es de las navidades ni pasadas ni futuras. Solo soy guiada a ver las desazones de mi niña interior en el escenario familiar, en tanto que en el presente, me he llegado a ver en ese yo procrastinador, ese yo impostor.
Puedo registrar el no merecimiento de mi niña, la cual se debate con el no tengo, no puedo, no valgo, que fija en su memoria un sentido de no pertenencia que la cobija, la anuda, la sepulta sacando de su escena mental y emocional su brillantez, su libertad, su sonrisa, su preciosa luz.
Me preguntas, ¿qué la anuló? Algo tan cotidiano como los desmanes de mamá y su insistencia en ver al varón como el más chiquito, el más desvalido, el merecedor de cuidados dejando de lado a BiBi, mi tierna niña, sin protección, sin cobijo, sin piso.
Fueron incontables los enfrentamientos por el juego de poder como incontables las numerosas veces que mami prefirió no ver lo avasallante que era la presencia de mi ñañito. Es que así era su intención, brindarle toda protección al más chiquito, todo lo hacía girar hacia su cuidado.
Los berrinches que hizo mi niña no fueron pocos. Fue en ese escenario que mi procrastinadora y mi impostora surgen. Mis mayores saboteadores. Es por ello que mis sueños fueron olvidados. Y en cuanto a mi niña fue olvidando su brillantez por la cobija del no merecimiento que la cubrió que asumió.
La impostora, la procrastinadora es sólo la evolución de frases que BiBi repitió en su película: NO PUEDO, NO TENGO, NO SÉ, NO VALGO, NO SOY…

Cuando pienso en escribir mi libro lo que más me limita es creer que no soy lo suficientemente capaz, creativa y buena como para merecer esta labor de expresar, desde el Ser, lo que mi alma necesita compartir, acompañado de falta de seguridad y confianza en mí misma, miedo a mostrar mi vulnerabilidad y finalmente, la falta de aceptación de mis lectores (sobre todo de los conocidos).
Publicar un libro, verlo manifestado entre mis manos, es un sueño que durante mucho tiempo lo miré desde lejos,(el famoso algún día), y recuerdo haberlo comentado a un compañero de trabajo muy querido y cada vez que conversábamos él me preguntaba: ¿ya comenzaste a escribir tu libro? Me gustaría decirle que ahora sí, que ya me estoy poniendo manos a la obra, encarando mis miedos, transformando mis limitaciones en oportunidades y cada vez más cerca de hacerlo realidad.

Cuando pienso en limitantes todas me vienen a la mente, al fin y al cabo he vivido más tiempo en el mundo de las limitaciones, pero de hace un tiempo para acá me he estado mudando al mundo de las posibilidades, solo que todavía quedan muchos escombros de insuficiencia y desmerecimiento que aún no logro transformar del todo. Llevo dos años escribiendo un libro que nunca termino, un libro que he leído y releído cientos de veces, un libro que he modificado hasta más no poder, pero ¿por qué hago esto?, ¿por qué sigo corrigiendo sin avanzar un libro que creo nunca está perfecto del todo? Tal vez es porque creo que esto de publicar como que me queda muy grande, y otras veces pienso que me calza perfecto pero luego siento que mis lectoras están esperando mucho de mi y me atasco de nuevo, la verdad es que aquí tiene mucho que ver mi insuficiencia, mi temor a no ser merecedora, mi poca valía que siempre se asoma, pero como les dije me estoy cambiando a una casa más amplia con anchos ventanales donde puedo ver el mar frente a ella y donde mi escritorio se ilumina con la luz del sol y sigo publicando libros, talleres y encuentros con mujeres escritoras porque en definitiva me mudé por completo al mundo de las infinitas posibilidades.

¡No soy escritora! ¡No sé escribir! Es lo que una voz interna me repite cuando me trato de vestir con el traje de escritora. Me visto, me engalano, me coloco todos los accesorios y me veo fijamente al espejo, me gusta lo que veo, pero esa voz interna me dice y me mortifica diciéndome “ese vestido no es para vos, es muy grande, aun te falta relleno para que se ajuste bien”. Y entonces, me lo vuelvo a quitar, lo doblo cuidadosamente y lo guardo en mi baúl especial para cuando “tenga lo necesario” para lucirlo.Es un traje que me gusta mucho, lleno de colores, letras, palabras, imaginación, sueños, historias y en ocasiones trato de ajustarlo, como cuando una niña se pone los zapatos grandes de su mamá, pero no logro que me quede bien. Las costuras se sueltan, los hilos se caen al suelo, los botones se aflojan y una gran etiqueta de insuficiencia cae a mis pies para hacerme pensar en todo eso que me falta para ser escritora, caen los “no tengo”, los “no soy” y otras etiquetas que mi cabeza cree que debo coleccionar y al final vuelvo a guardar el vestido en el baúl.
Como verás todas tenemos creencias que nos limitan en el momento de escribir y te cuento que en este grupo hay mujeres que llevan mucho tiempo escribiendo y otras como yo que estamos iniciando en el mundo de la escritura. No importa si estamos empezando el recorrido o si llevamos mucho tiempo, las creencias se presentan sin discriminar. Lo importante en todo esto es reconocerlas y si deseamos contar nuestra historia lo podemos hacer porque hay alguien allá afuera que necesita leerla.
Y tal vez seás vos la próxima que publique un libro para que te leamos. ¿Qué te parece? Cada 22 de mes nos reunimos este maravilloso grupo de mujeres y si querés ser parte podés escribirme y te cuento como hacerlo. Nuestra siguiente cita es el 22 de marzo y ese día trabajaremos de la mano de nuestra coach literaria en profundizar en qué vamos a escribir y quien nos va a leer. ¡Te esperamos!
Gracias por la invitación, este post es liberador y está lleno de autenticidad.
Que hermosa recopilación de creencias has reunido en este post mi Pau, me encanta estar liderando a todas estas mujeres y saber que todas coincidimos y todas nos apoyamos en este grandioso proyecto que estamos emprendiendo juntas, para mi es todo un honor ser invitada de tu blog, gracias por abrirnos la puerta para expresar nuestro sentir, es necesario que sigamos hablando de esto y creando estos espacios de vulnerabilidad.
Tengo aproximadamente un año que comencé a escribir poemas que se me ocurría en mitad de la noche, después de un accidente que me hizo estar en cama y sin caminar por casi 9 meses, como si la vida me hubiese dicho “stop”! Detente y encuentrate! Te perdiste de tu propio camino, en fin, tengo más de 55 escritos, con muchas ganas de publicarlos y con el temor que leo que todas tenemos ” no sé escribir” ” no tendré lectores” ” no manejo muchas palabras” en fin… Quiero publicar! Para mí! Por mi! Y si gusta que bueno, pero más nunca, me dije, volveré a reprimir algo que me gusta hacer, por la opinión de alguien que no alimenta mi espíritu.
Seguiré leyendo el blog.
Quisiera poder participar.